PRÓLOGO. El superior talento poético de Virgiliò ha sido tan generalmente admirado, aun en tiempos de la mayor barbarie, que con explayarme en sus elogios haría agra vio al presente siglo, y sería vanidad mia creerme capaz de acrecentar con ellos la inmortal fama de aquel Poeta verdaderamente grande. En prueba de las singulares excelencias de la Eneida baste decir que de todos los Poemas épi cos que despues de ella se han escrito, tanto en el mismo idiomal Latino como en los modernos, por espacio de casi diez y ocho siglos, ninguno ha podido igualarla, y ninguno ha sido celebradó universalmente sino en quanto se acerca á imitar el estilo y método Virgiliano Bien que los Ingenios sublimes han y serán esiempre rarísimos hemos sido de suponer tan estéril, ó tan avara la Naturaleza, que pensemos no habrá producido acaso tal qual otro capaz de lo que Virgilio? Pero es verosímil que éste llegó á ser quien fué, por que, ademas de haber nacido para la Poesía, se halló en circunstancias sumamente favorables, que no es creible vuelva á los grar reunidas Escritor alguno. El Imperio de Augusto César extendido hasta los últimos confines de la tierra conocida entónces; su Corte, la primera del orbe, respetada, culta, llena de esplendor y de magnificencia; un Soberano particularmente aficionado á las Artes, y que distinguía á los Profesores de ellas con decorosos premios (y el mayor de tódos su benevolencia, y aun amistosa intimidad;) un Ministro, en fin, que seguía en esta parte el noble exemplo del Emperador, y cuyo nombre ha quedado por sinónimo de Protector de las Letras fqué conjunto de poderosos móbiles pa ra exâltar la vivísima fantasía y agitar el sensible corazon de un Poeta eminente! Así desempeñó Virgilio con tanta felicidad la ardua empresa de su Poema, que aunque falleció sin limarle, y por sobrada modestia llegó á creerle digпо de que despues de su muerte se entregase á las llamas á causa de faltarle el último grado de perfeccion á que aspiraba, dexó en aquella obra el mas ilustre modelo de la Epopeya por el precioso cúmulo de reflexiones filosóficas, preceptos morales, máxîmas políticas, descripciones sacadas de toda la Naturaleza, erudición de varias Artes. y Ciencias, afectos, imágenes, coordinacion jui ciosa, gusto delicado, estilo vario y siem pre sublime, diccion selecta y pura, y para decirlo en una sola palabra que lo comprehende todo, Poesía.leroy al as -chÁ qualquiera que se halle en estadó de leer y entender con fruto la Enei da en su original, no aconsejaré la estudie en Traduccion alguna, y ménos en la mia; porque estói firmemente persua dido de que aun en la mejor que séa posible hacer, perderá gran parte de su fuerza. El mismo Virgilio sería inferior á sí propio, si hubiese escrito en qual quiera de nuestras lenguas modernas, sembradas á cada paso de artículos y preposiciones con que se ven precisadas á suplir los casos, entorpecidas con embarazosos verbos auxiliares, escrupulo sas á veces en lo que no debían serlo, tímidas en el uso de las figuras, limita→ das en la variedad de las inversiones, y finalmente escasas de locución poética, aunque éntre en el número la Toscana, que es á la verdad entre todas las vivas la que mas abunda en frases propias de la Poesía, y la que mas licencias permi te en la versificacion. sh. La Poesía de los Latinos, imitado res de los Griegos, gozaba privilegios dé que no puede valerse la nuestra sino en raras ocasiones y con extremado pulso. Distinguiendo mui notablemente el estilo poético del de la prosa, el lenguage de los Dioses del de los hombres, empleaba gran número de tropos, que sin obscuridad, ó afectacion no es fácil acomodar á nuestros idiomas. Y ¡quanto no ayudaba tambien á Virgilio la abundancia de su lengua! Llama v. g. á Júpi ter Pater, Parens, Genitor, Sator; y á estos quatro nombres no podemos dar otro equivalente que Padre. Lo que acá decimos generalmente mirar, se explicaba entre los Latinos por medio de un gran número de verbos (1) que determi (1) Aspicere, mirar de cara; conspicere, mirar muchos objetos de una vez; ciscumspicere, mi rar al rededor; despicere, mirar de arriba abaxo; suspicere, mirar de abaxo arriba; dispicere, mirar para distinguir una cosa entre otras : inspicere, mirar de cerca con atencion; prospicere, mirar á lo léjos; introspicere, mirar ácia lo interior; perspi |